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Fraseologia popular en el habla tradicional de Santa Clara.

Fraseologia popular en el habla tradicional de Santa Clara. En la investigación que realizamos en Santa Clara, capital de Villa Clara, comprobamos que las frases que pronuncian las personas de mayor edad solo algunas son conocidas por los jóvenes e incluso las utilizan, entre estas: no moja pero empapa, acabó con la quinta y con los mangos, arrancar la tira del pellejo, camina con los codos y le viene como anillo al dedo.
Los cubanos somos dados a utilizar en nuestra conversación voces populares, dicharachos simpáticos y originales que matizan con gracia la comunicación entre las personas. Es una tradición que debemos en gran parte a la herencia hispánica que tan presente está en nuestras manifestaciones culturales y, por supuesto, en la oralidad lo que se evidencia en el refranero, las supersticiones y creencias, las adivinanzas, las décimas y las cuartetas, las leyendas.
Como cuestión generacional observamos que la casi totalidad de las frases que actualmente pronuncian los jóvenes son desconocidas por los mayores: apagar la llanta, echar un surne, para los países, la tralla, toca’o, lo que evidencia que cada generación va a establecer sus propias formas, con las que se identifica y puede comunicarse entre sí.
Como resultado de la investigación encontramos diversas frases para aludir a una misma idea, palabras con diferentes significados, voces pronunciadas en otras épocas, voces actuales, expresiones que forman parte de nuestro hablar cotidiano. ¿Quién las creó? No se sabe, las dijo alguien, salieron del pueblo —constante creador—, se hicieron simpáticas, se repitieron y llegaron a formar parte de nuestra tradición oral.
Recogimos estas frases y decires en salas de espera de los hospitales, en terminales de ómnibus y de ferrocarriles, en cafeterías, bodegas placitas, en centros de trabajo y estudiantiles, en fin, en la calle, pues están presentes en nuestra vida diaria.
Esta manifestación popular tan presente en el pueblo no está reñida con la idiosincrasia del cubano; es parte de ella; lo que sí está reñida con nuestros valores es la utilización de expresiones chabacanas, soeces y vulgares que escuchamos en plena calle, en lugares públicos y hasta en las escuelas.
Expresamos esto con la intención de que al que le venga el sayo que se lo ponga, pues no podemos seguir con paños tibios y dejar que acaben con la quinta y con los mangos. Por eso debemos entrar con todos los hierros y enfilarles los cañones a la chabacanería, pues si todos cerramos filas, vamos a ponerle la tapa al pomo a la vulgaridad y que la fraseología popular, graciosa, simpática, fresca y tan cubana siga gozando de buena salud.
No quisiera terminar sin dejar de decir que intelectuales y personalidades de la cultura de la talla de Raúl Roa García, José Z. Tallet y, por supuesto, nuestro Samuel Feijóo, fueron defensores y cultores de ese saber popular.
José Z. Tallet en su trabajo Dicharachos y voces cubanas expresó: “El pueblo cubano tiene una gran riqueza en modismos y neologismos usándose constantemente en la conversación, matizándola con un gracejo muy propio. En Cuba el dicharacho nos domina el idioma, el pueblo lo crea constantemente.”
Nuestro Canciller de la Dignidad, Raúl Roa, en sus intervenciones en diferentes foros internacionales utilizó frases populares para hacer alusión a situaciones o personas. Entre las más utilizadas por Roa están: nadar entre dos aguas, meterse en camisa de once varas, dorar la píldora, espantar la mula, quitarse la careta, tener la sartén por el mango, hacerse de la vista gorda, no tener pelos en la lengua, hacer una cura de caballo, dar pie para la décima, no quedó títere con cabeza, entre otras.
Samuel Feijoo al referirse al tema sentenció: “El pueblo, como siempre, seguirá creando y creando, siglo a siglo, su tantas veces graciosa habla, indiferente a dómines airados y academias charoladas y apunchinchadas de reglas inflexibles tantas veces. Salvemos la flor legítima del pueblo, cuidemos esa planta preciosa de su habla, sin final previsible, para que una jaula de plomo no atrape al idioma y le paralice el desarrollo que maravilla.”

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