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Los que defienden a Posada son los mismos que conspiraron contra Kennedy.

Los que defienden a Posada son los mismos que conspiraron contra Kennedy. “Es la misma pandilla”, contesta el General de División (r),
Fabián Escalante Font quien durante años fue jefe de los servicios de
Inteligencia de Cuba, cuando se le pregunta si los que protegen hoy al
terrorista Luis Posada Carriles en Miami pertenecen al mismo grupo
extremista que en los años 60 conspiró para asesinar a Kennedy.
Escalante dirigió la Seguridad de Estado desde 1976 hasta 1996 y ha
publicado entre otros “1963: El complot. Objetivos: JFK y Fidel”.







“Es la misma pandilla”, contesta el General de División
(r), Fabián Escalante Font quién durante años fue jefe de los servicios
de Inteligencia de Cuba, cuando se le pregunta si los que protegen hoy
al terrorista Luis  Posada Carriles en Miami pertenecen al mismo grupo
extremista que en los años 60 conspiró para asesinar a Kennedy.

Para
Fabián, que investiga desde años cada aspecto del asesinato del
mandatario estadounidense, varios de los personajes que hoy siguen
vinculados al mecanismo terrorista  que da apoyo a Posada, se
encontraban ya entre los miembros de la Operación 40, montada por la
CIA paralelamente a la fracasada invasión de Playa Giron para liquidar
a los dirigentes de la Revolución cubana y reprimir a sus partidarios.

Y
es entre estos agentes y colaboradores criminales de la CIA que
aparecieron varios individuos vinculados al asesinato, en Dallas, de
John Fitzerald Kennedy.

“Esto es la mata de todos los
terroristas,” señala Escalante acerca de esta organización fundada por
la CIA que sigue activa, con locales en el centro de Miami,
beneficiándose de la complacencia e incluso la protección del FBI y de
los Fiscales federales.

AL LADO DE LOS INVASORES, UN ESCUADRON DE LA MUERTE

Escalante
recuerda que entre los individuos que fueron seleccionados en Miami 
por Joaquin Sanjenis, ex Jefe de Policia durante la Presidencia de
Carlos Prío, se encontraban varios individuos que siguen vivos y
activos en los círculos terroristas de la Florida.

“Cuando se
empieza a preparar la expedición de Playa Giron -poco después del
triunfo de la Revolución cubana en 1959-, se crea la Operación 40, el
aparato policiaco de inteligencia y contrainteligencia de los
mercenarios, de la brigada de invasores. Sanjenis empieza a traer a ex
policías, ex represores, gente muy vinculada con el terrorismo - el que
se usaba en Cuba en los años 50 con la represión, los asesinatos…”

Añade
que “la misión de la Operación 40 era venir detrás de los invasores y,
en la misma medida que esta gente fueran capturando poblados, iban a
ocupar archivos, asesinar a oficiales. Tenían una tarea, primero de
inteligencia y contrainteligencia, después puramente represiva. Venián
a hacer aquí lo mismo que hacían en el 58″.

Despues de la
derrota de Playa Giron en 1961 - la llamada Bahia de Cochinos - la
Operación 40 se convierte primero en un aparato de seguridad, en Miami,
de la mafia cubanoamericana “hasta que esta gente empiece a tener un
poder económico al calor de la Operación Mangosta”.

“Van a tener
mucho dinero, los millones de dólares que se invirtieron en la base de
la CIA llamada JM/WAVE. Ya en el 63, esta gente empieza en
transformarse al mismo tiempo que los elementos de la mafia
cubanoamericana. Es cuando empiezan a tratar de hacer lobby, a tratar
de imponer una política hacia Cuba”.

Y enfatiza Escalante:
“Están entonces muy vinculados con todo lo entramado subversivo y
secreto de la policía secreta norteamericana, la CIA, el FBI, la
Inmigración y  la DEA”.

Escalante recuerda que y luego por
Puerto Cabezas en Nicaragua regresaban a Estados Unidos, “primero con
plasma sanguíneo, un negocio que se hizo por cubanos radicados en
Nicaragua, amigos con el dictador Somoza. Se llevaban whisky por
América Central. Después pasaron a la marihuana y la cocaína”.

LE DAN A LEE HARVEY OSWALD SU COBERTURA

Asi
fue como en abril del 63, cuando Lee Harvey Oswald - el supuesto
asesino de Kennedy - se aparece en la Nueva Orleans “para hacerse una
cubierta de simpatizante de la Revolución, forma un comité de apoyo a
Cuba - cuyo solo militante era él - en la misma oficina donde radicaba
el Consejo Revolucionario Cubano que era la organización de la
contrarrevolución, y por supuesto, de la CIA. Ahí también se encontraba
una organización fascista fundada por el FBI que se llamó Cuba
Democrática”.

“No cabe la menor duda de que ahí hubo un plan, un
gran complot…  En la Nueva Orleans, lo único que Oswald hizo fue actuar
como simpatizante de la contrarrevolución y luego simpatizante del
gobierno revolucionario”, comenta el también autor de numerosos libros
sobre este tema.

Además de Posada, siguen exhibiéndose hoy en
Miami, Félix Rodríguez Mendigutía, el asesino del Che; Antonio Veciana,
fundador de Alpha 66; Orlando Bosch, cómplice de Posada en la
destrucción de un avión civil cubano; Guillermo Novo Sampoll, asociado
al asesinato del ex ministro chileno Letelier; Virgilio Paz Romero y
Jose Dionisio Suarez, los ejecutores del crimen; Gaspar ‘Gasparito’
Jimenez Escobedo, asesino de Artagnan Díaz Díaz; Pedro Remón Rodriguez,
asesino de Felix García Rodriguez y Eulalio Negrín, en Nueva York; Jose
Basulto y otros más.

“Alpha 66 es parte de lo que la CIA
denominaba las operaciones autónomas que dieron origen a una larga
lista de acciones terroristas a partir de los años 60. La CIA les
asignaba un oficial para que les atendiera, les planteaba los
objetivos, les daba algunos recursos, el dinero, las armas, los
explosivos y después se enteraba por los periódicos de los resultados”.

EN VENEZUELA, POSADA SIEMPRE SIGUIÓ CON LA CIA Y LA DISIP

En Venezuela, Posada siempre siguió vinculado a la policía secreta tal como se mantuvo con la CIA, confirma Escalante.

“Jamás
abandonó la DISIP. Primero fue agente de la CIA. Fue enviado por la
Agencia como asesor de la DIGEPOL y después funda la DISIP. Cuando
supuestamente está terminada la resistencia revolucionaria, a mediados
de los 70, él se aburre de ser represor y se dedica a los negocios.
Crea una policía privada, paramilitar, que hace de todo.”

Su
compañero en esta “empresa” fue Joaquin Chaffardet, hoy radicado en
Estados Unidos, quién salvó a Posada ante los tribunales de inmigración
norteamericano, con un testimonio descabellado que la Fiscalía no
cuestionó y que le dio a Carriles el amparo de una resolución
internacional contra la tortura.

“Chaffardet era el abogado que
Posada tenía para todas estas actividades, para su empresa. Cuando
Orlando Bosch llega, recibe todo el apoyo de Posada Carriles, que está
establecido en Venezuela para eso”.

Para Escalante, los
personajes que rodean hoy a Luis Posada Carriles en Miami y que le dan
el apoyo logístico y financiero son  de la misma “tropa” que la que en
los años 60 conspiró para asesinar a JFK.

“Son la misma gente”,
comenta. “Los mismos que van a Chile con el golpe de Estado contra
Salvador Allende y que se ofrecen a Augusto Pinochet como los matarifes
de la operación… los Orlando Bosch, Dionisio Suarez, Aylwin Ross, los
hermanos Novo Sampoll, toda esta tropa que perteneció a la Operación
40″.

“Son ellos que se metieron a finales de los 70 en el tema
de la droga… a tal punto que Sanjenis muere de una manera misteriosa.
Según documentos desclasificados de la DEA, esta Operación 40 adopta
varios nombres para desinformar. Sanjenis muere pero el mecanismo se
queda… este mismo mecanismo que va  desarrollar todo el terrorismo
contra Cuba, incluso en los años 90, en el cual se va apoyar la
Fundación Nacional Cubano Americana”.

“Son los mismos… tu los
coges y lo mismo te encuentras con Félix Rodríguez Mendigutia, el
asesino del comandante Ernesto Che Guevara, que te encuentras Luis
Posada Carriles, que te encuentras José Dionisio Suarez, uno de los
asesinos de Letelier… participando en todo lo que ellos denominaron la
Guerra sobre los caminos del mundo“.

Nacido en La Habana en
1940, Fabián Escalante Font dirigió la Seguridad de Estado desde 1976
hasta 1996 cuando pasó a retiro con los grados de General de División.
Ha publicado varios libros en relación con  la guerra secreta de EE.UU.
contra Cuba: La gran conjura, Proyecto Cuba, Operación Mangosta, Acción
Ejecutiva, 1963: el complot.


 

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