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Pablo: Yo no te pido que me bajes una estrella azul.......

Pablo: Yo no te pido que me bajes una estrella azul.......

Pablo: Acabo de leer tu carta abierta a Edmundo García y me he quedado perplejo
por el lenguaje que has utilizado para expresar tus puntos de vista, no sé si
sobre Edmundo, sobre su acompañante “que oportunamente mal lo acompañaba”, o
sobre Cuba.


 Yo, a diferencia de Edmundo tengo la suerte de que como no me
conoces, estoy automáticamente un poco más a salvo de que me colmes de injurias.
Supongo.


 Mientras te escribo estas líneas estoy escuchando una de mis
canciones preferidas. Una entre las tantas con las que tú nos has deleitado a lo
largo de tantos años.


 Me refiero a tu canción, “Yo no te pido”.


 En esta canción hay una estrofa que siempre me ha encantado:
“Sigue llenando este minuto de razones para respirar no me complazcas, no te
niegues no hables por hablar”.


 Después de haber visto la entrevista que le has dado a
Gloria Ordaz, “cara a cara” como ella misma le comunicó a sus televidentes
“llena de regocijo”, donde al parecer te retractas de tu pasado de
revolucionario comprometido con la Revolución para seguir siendo un
“revolucionario socialista a tu forma”, no se me ocurre otra cosa que tomarme el
atrevimiento de parafrasearte:


 "Pablo, ¿Por qué los complaces, por qué te niegas?, no
hables por hablar”.


 Te digo esto porque llama la atención que estés más
dispuesto para darle una entrevista a Gloria Ordaz, que a Edmundo García.


 Pero bueno es tu decisión, la estrella eres tú, y la que
decide es tu conciencia. Allá cada cual con la suya (la conciencia).


 Lo que resulta tragicómico es cuando dices que Edmundo “coge a
sus víctimas, no los indaga, los cuestionas” y lo dices así como si fuera la
verdad más grande del mundo.


 ¿Pablo, tienes idea de la clase de periodismo que se practica
en Miami?¿Tienes idea de como se aplica en Miami el concepto de libertad de
expresión y de palabra?


 Al parecer no te has dado cuenta. Pues pregúntale a Pablo FG,
a los Van Van, a Buena Fe, pregúntale a cada músico cubano cómo se comportan los
medios cuando llegan a Miami.


 A Edmundo no le das una entrevista, pero a Gloria si.
Apretaste.


 Después de tantas idas y venidas, finalmente te decides a
explicarle a Edmundo porque no le das una entrevista.


 Esto sorprende a muchos, sobre todo si debemos tener en
cuenta, que como tú siempre dices, estás acostumbrado a decir siempre lo que
piensas.


 En el caso de Edmundo al perecer no cumpliste al pie de la
letra con tu premisa principal. Le “diste vaselina”, no le fuiste sincero, jamás
le dijiste lo que realmente pensabas.


 Vamos a pensar que fue por cortesía.


 Si me gustaría decirte que es una ilusión de tu parte si
piensas “que eres tú el que te sirves de los periódicos para que difundan las
entrevistas que en Cuba te están negadas”. No te hagas ilusiones ni te “creas
cosas”, que si tú en realidad has seguido muy de cerca las noticias relacionadas
hacia tu persona que publican los medios occidentales te darás cuenta la
capacidad que tienen para manipular y tergiversar tus palabras. De tus
comentarios siempre escogen lo que les conviene, esta es la realidad. No te
engañes.


 Pero bueno Pablo, para gusto se hicieron los colores y si de
gusto se trata te puedo asegurar que las entrevistas de Edmundo tienen mucho más
audiencia que las de todos los periodistas de Miami juntos.


 Escucha el programa “La tarde se mueve” para que veas como de
verdad se mueve la tarde cuando Edmundo está en el aire.


 Millones de oyentes, los buenos y los malos, todos.


 Edmundo es duro, desafiante, directo, pero eso también es
periodismo, el mejor. El hombre no está de viaje en Miami y cuando sale a la
calle no lo cuidan 50 policías a pesar de que cada día se está jugando la vida
entre esos lobos que andan sueltos, acechándolo.


 Pablo, para hacer el periodismo que hace Edmundo en Miami hay
que tenerlos muy bien puesto.


 Lo que hizo Carlos Otero es lo más fácil, lo normal, para
hacer lo que hace Edmundo hay que tener lo que tú sabes. Hablando en plata.


 Un favor si te pido, no me le digas a Edmundo que tome sus
maletas y que se regreses a Cuba. NO, de ninguna manera el hombre tiene que
quedarse en Miami manteniendo en jaque a esa camarilla de recalcitrantes
indignos que han hecho de Cuba el negocio de su vida.


 Cambiando el tema, que no he terminado.


 Hace tan solo unos minutos estaba viendo en la televisión aquí
en Alemania las terribles imágenes de Trípolis. Estas imágenes hablan por si
sola, una ciudad destruida por el caos y la ignominia.


 Había una imagen donde se  veía un humo negro arrollador que
salía de un hospital donde poco antes habían  caído un par  de esas 
“inteligentes bombas” de la OTAN que al parecer no son tan inteligente como
dicen porque no saben diferenciar entre los “rebeldes”, los soldados de Gadafi,
las mujeres y o los niños.


 Muertos y heridos repartidos por doquier como si fuera la cosa
más normal del mundo.


 Víctimas inocentes que nada le han hecho a sus verdugos.


 Mientras se observan estas imágenes, los periodistas eufóricos
nos hablan de crímenes, de atrocidades y de destrucción, no sin antes
“indicarnos” de que los culpables son las tropas leales a Gadafi.


 En las imágenes también se ven a unos individuos con cara de
delincuentes a los que estos mismos periodistas y sus medios occidentales han
bautizado como “rebeldes luchadores por la libertad”.


 Los medios nos repiten día a día estas mentiras como si todos
los tele videntes fuéramos una partida de idiotas que nos creemos todos los
cuentos que nos hacen.


Parece como si nos hubieran perdido el respeto. Nos
subestiman.


 Estos “rebeldes luchadores por la libertad” me recuerdan a los
indignos cubanos, esos “caceroleros” que salen a la calle en Cuba a gritar
“libertad” para que los tanques de la OTAN vengan un día a liberarlos de sus
“agonía”.


 Pablo, las grandes potencias han destruido a bombazo a uno de
los países más próspero de África, siempre en nombre de la libertad y de los
derechos humanos.


 Los que hoy están destruyendo a Libia son los mismos
criminales de guerra que destruyeron a Irak y Afganistán y que cada cierto
tiempo matan a un puñado de inocentes en cualquier lugar del mundo o inventan un
enemigo para hacer una guerra y así proteger su seguridad nacional y combatir el
terrorismo. Dicen ellos.


 Todos sabemos que el verdadero objetivo es apoderarse de las
riquezas naturales de las naciones más pobres.


 Tú seguro de preguntarás qué tiene que ver esto contigo. No te
impacientes, ya te explico.


 Querido Pablo:


 Las guerras por petróleo están de moda, ya todos lo sabemos,
lo triste del caso es que muchos callan, mientras que otros le hacen el juego a
los verdugos, repitiendo como papagayos las mentiras que escuchan.


 Discúlpame el tono pero es que ya esto no es un juego, esto es
la cruda realidad del mundo en el que vivimos donde un grupo de países, los más
pudientes, hacen y deshacen a sus antojos y no pasa nada.


 Mientras la barbarie inunda nuestro planeta, a ti querido
Pablo, nuestro gran canta autor al parecer no se te ocurre otra cosa que
criticar a los tuyos para contentar a los otros.


 Yo te pregunto: ¿Has pensado alguna vez que lo mismo que está
sufriendo el pueblo libio hoy le pudiera ocurrir a nuestro pueblo mañana?


 ¿Te has imaginado alguna vez a los aviones de la OTAN
bombardeando a nuestra querida Habana en nombre de la libertad?


 Pues yo sí, y yo no soy el único. Muchos cubanos como yo, que
vivimos dentro de los monstruos sabemos muy bien como funcionan estos guerreros
modernos cuando quieren lograr sus malvados objetivos.


 Hemos vivido en carne propia hasta donde pueden llegar
manipulando sociedades enteras con sus maquinarias mediáticas.


 Estamos preocupado Pablo Milanés. El pueblo libio es víctima
de unos malvados sanguinarios, faltos de moral que violando todas las leyes
habidas y por haber e ignorando los valores más sagrados que deben proteger la
existencia humana han decidido apoderarse del país.


 Para eso han armado a delincuentes y mercenarios y los han
disfrazado de “rebeldes”, han manipulado a la opinión pública internacional y
han interpretado las leyes internacionales a sus antojos.


 Mientras tanto, este mundo lleno de desgracias por todas
partes, lleno de políticos demagogos y organizaciones internacionales que ya no
merecen ni ser mencionadas, miran y callan.


 “Pobre del cantor de nuestros días que no arriesgue su
cuerda por no arriesgar su vida. Pobre del cantor que nunca sepa que fuimos la
semilla y hoy somos esta vida. Pobre del cantor que un día la historia lo borre
sin la gloria de haber tocado espinas”.


Esto no lo digo yo, esto lo dices tú.


 Con esto quiero recordarte que décadas atrás, actos de
genocidio como estos que hoy se cometen con tanta impunidad no hubieran sido
posible con la facilidad de hoy, entre otras cosas porque canta autores como tú
le hubieran hecho frente con sus canciones y con las cuerdas de sus guitarras
como armas.


 “Yo no te pido que me bajes una estrella azul, solo te pido
que VUELVAS a llenar mi espacio con tu luz”.


 Por esta razón me tomo el atrevimiento de
preguntarte:


 ¿No hubiera sido más justo que condenaras el genocidio contra
el pueblo libio, o el bloqueo contra nuestro pueblo, o el hecho de que el
criminal Posada Carriles siga suelto por las calles de Miami, en vez de repetir
los mismos cuentos que hacen los otros?


 Si no hubieras querido “meterte en candela” entonces la otra
alternativa hubiera sido haberte dedicado exclusivamente a hablar de tus
canciones y de las cosas bellas de este mundo, que no son pocas.


 No quiero que me malinterpretes y créeme si te digo que soy de
la opinión de que cada cual debe tener el derecho de pensar y decir lo que le
venga en ganas.


 Pero en el caso de Pablo Milanés o Silvio Rodríguez, querido
Pablo, es otra cosa. Ustedes son símbolos de la conciencia política y de la
cultura de nuestra América. El hecho de que vuestro arte arrastre multitudes,
hacen de la responsabilidad que ustedes tienen para con la humanidad algo tan
grande que cualquier error en el actuar puede causar una desgracia sin
precedentes para las causas justas de este mundo.


 En momentos como estos, en el que esos señores acostumbrados a
saquear esta humanidad están envalentonados y eufóricos, una palabra o una frase
fuera de lugar puede poner en peligro la integridad y la soberanía de los que en
estos momentos en nuestra querida patria están luchando para poder hacer mejor
las cosas por todos y para el bien de todos, como dijera nuestro José Martí.


 Tenemos muchos problemas por solucionar, esto no es un secreto
para nadie. Hasta el mismo Presidente Raúl Castro lo ha repetido en muchas
ocasiones y los cubanos en verdad están enfrascados con uno de los momentos más
difíciles de la historia de nuestra Revolución.


 Pero lo primero que debemos hacer cada uno de nosotros es
respetar la voluntad de la mayoría de ese querido pueblo cubano que tanto ama y
defiende a su Revolución, y cuando se quiere de veras no debe haber espacio para
frases dudosas, difícil de comprender que no hacen otra cosa que irritar y
confundir. Podemos discutir, podemos combatir las ineficiencias, los problemas,
los malos hábitos. Podemos combatir a los corruptos y a nuestros queridos
burócratas, pero siempre para el bien de la mayoría y dentro la Revolución
porque le tiempo no está para juegos.


 Y te digo esto por que como tú mismo nos dijeras tantas veces,
“amo esta isla, soy del Caribe, jamás podría pisar tierra firme porque me
inhibe. Y el que nació en el Caribe tiene esa facultad…”.


 Querido Pablo:


 Cuando América Latina estaba contaminada (más contaminada que
ahora, quiero decir) por gobiernos y generales corruptos y vende patrias, cuando
Posada Carriles y los terroristas de Miami en concubinato siempre con la CIA
sembraban el terror en cualquier lugar del mundo, bastaban canciones tuyas y de
Silvio para que pueblos enteros salieran a la calle a luchar por aquello que por
ley y justicia social les pertenece.


 Esto es lo que no te pueden perdonar esos mequetrefes del
infortunio que tratan de impedir a toda costa que tus canciones se escuchen en
Miami. Te hablo de los mismos que apoyan la guerra contra Irak y contra
Libia.


 No te hagas ilusiones Pablo, esos que hoy te condenan son los
mismos que siempre han apoyado los desmanes de los gobiernos de turno de la Casa
Blanca.


 Es por eso que no logro entender que mientras estos señores te
acusan, te atacan, te insultan, te maldicen y si pudieran te hicieran volar por
los aires con sus bombas “made in OTAN”, tú sigas criticando a los tuyos e
ignorando realidades.


 No es el gobierno cubano ni su pueblo el que rechaza un
concierto tuyo en La Habana, son los recalcitrantes indignos cubanos de Miami
los que te quieren prohibir que actúes delante de sus mismas narices.


 Ellos te maldicen te ofenden y tú sigues mirando para el lado
equivocado ¿para contentar a quién?, nos preguntamos muchos.


 Pero cuidado Pablo, no vayas a perder a los que siempre te han
acompañado, aquellos que gracias a su lealtad hacia tus canciones hicieron de ti
el Pablo que eres hoy, sin ellos todo fuera más difícil y menos duradero.


 No olvides que son los pueblos los que hacen a  los artistas y
nadie es indispensable, te digo esto para que un día no tengas que hacerte la
pregunta que tú mismo un día formulaste, “¿cuánto gané, cuánto
perdí?”.


 Cuba y su Revolución jamás han sido perfectas, como no
lo somos ni tú ni yo, y cuando una vez nos cantaste aquella linda canción que
decía “no vivo en una sociedad perfecta”, todos la coreábamos porque tú
no hacías otra cosa que manifestar en voz alta lo que todos pensamos.


 Ahora mientras veía las imágenes de Libia en la televisión y
esos “rebeldes vende patrias”, delincuentes a sueldo, que no serían nada sin la
poderosa maquinaria bélica de los generales de la OTAN, me acordaba de mi patria
y de las posibilidades de que mis hermanos en la tierra pudieran correr la misma
suerte.


 Los EE.UU. de Norteamérica y sus lacayos han destruido a uno
de los países más prósperos del continente africano. Al parecer lograran su
macabro objetivo. Ya se podrán repartir entre ellos el petróleo libio gracias a
la complicidad de las marionetas que colocarán en el poder.


 Ya podrán anotarse en sus acaudalados bolsillos una victoria
pírrica más.


 Todo gracias a la maquinaria propagandista y a la complicidad
de periodistas y reporteros sin escrúpulos que han inundado al mundo de mentiras
y falsedades.


 Tú hablas de defender los derechos humanos en Cuba, de la
libertad de expresión del racismo, de la falta de libertades como si tu país
fuera el único que padeciera de esos males.


 ¿O es que tú eres de los que crees que en Europa se respetan
los derechos humanos o la libertad de expresión?


 ¿Has oído hablar de los indignados europeos, de las
demostraciones en España, en Grecia o en el Reino Unido?


 Yo sé que tú lo sabes pero te lo voy a repetir “por si las
moscas”.


 En Europa también se realizan manifestaciones día a día.


 La policía y el estado reprimen a los manifestantes con todas
las fuerzas de la ley, que como en Libia, Túnez y Egipto luchan también por sus
derechos más elementales y contra las políticas neoliberales de los políticos de
turno.


 ¿Sabes dónde están las diferencias entre los indignados de
Túnez y los del Reino Unido?


 La respuesta es muy sencilla. No existen diferencias. Las
diferencias las hacen los Obama, los Cameron, los Sarkozy, los Angela Merkel,
los grandes consorcios y sus medios pagados 


 Es por eso que a los manifestantes en Libia se les llama
“rebeldes luchadores por la libertad y la justicia social” y a los manifestantes
de Londres, se le tilda de “delincuentes y ladrones”.


 Pablo, cuando salieron a la calle los primeros manifestantes
en Libia el primero ministro del Reino Unido, David Cameron fue uno de los
primeros políticos que se manifestó porque el gobierno libio se abstuviera de
utilizar la fuerza contra su propio pueblo.


 Él se convirtió de la noche a la mañana en uno de los líderes
en la cruzada contra Gadafi. No es que sea un cómplice de las barbaridades que
ha cometido el presidente libio, el problema es que los demagogos que hoy lo
combaten son los mismos que ayer le vendieron las armas con la que oprimió a su
pueblo. Y en verdad no son mejores, solo que tienen el poder y la fuerza que les
garantiza la impunidad con la que hacen y deshacen.


 Lo utilizaron hasta que dejó de servirles para algo. Lo peor y
lo triste del caso es que las demás marionetas vestidas de presidente que
todavía andan por ahí haciendo desmanes y enriqueciéndose a cuenta de su pueblo,
no acaban de darse cuenta que lo que le ha sucedido a Gadafi le puede pasar a
cada uno de ellos.


 Las potencias occidentales pagan pero no perdonan cuando se
trata de lograr sus propios objetivos.


 Ahora te voy a contar una historia sobre Cameron y su Reino
Unido:


 Un día los policías de Cameron asesinaron a un ciudadano negro
como muchas otras veces ha pasado. Lo asesinaron impunemente y trataron de
manipular el caso. No les salió la jugada.


 Lo que vino después ya tú lo conoces. Londres se llenó de
indignos. Los jóvenes marginados y sin perspectivas para su futuro decidieron
salir a la calle a tomarse por la fuerza lo que creen merecerse.


 ¿Y como reaccionó David Cameron cuando sus “rebeldes” se le
rebelaron? Primero siguió pasando sus vacaciones con su querida familia
ignorando a sus indignados.


Cuando la cosa no aguantaba más decidió regresar.


 Llegó maldiciendo y amenazando, se olvidó de la libertad de
expresión y de palabra. Se olvidó de sus lecciones sobre la democracia y se
convirtió en un dictador que reprimió a su pueblo con todas las fuerzas de la
ley.


 “Has lo que yo digo, pero no lo que yo hago”, es la divisa de
todos estos demócratas de pacotilla.


 Pablo, ¿Te imaginas que hubiera pasado si la policía en La
Habana hubiera asesinado a un joven negro?, ¿te imaginas como hubieran
reaccionado los medios de occidente o los indignos cubanos de Miami?


 Si envés de Londres esta “revolución” hubiera sido en La
Habana los medios hubieran actuado de otra manera.


 Nos estarían hablando de violación de los derechos humanos, de
racismo, de violencia policial. Fidel, Raúl Castro y el socialismo cubano fueran
los culpables.


 ¿Te imaginas que pasaría si por una vez en la historia los
policías cubanos arremetieran contra los manifestantes con la misma brutalidad
con que lo hacen los policías en España, en los EE.UU. o en el Reino Unido?


 Si esto sucediera otro gallo cantaría. Se inmiscuirían en
nuestros asuntos. Pagarían a “rebeldes” que le hicieran el juego a sus aires de
conquistadores. Fomentarían el caos y la violencia.


 El resto los leerías después en las páginas de los diarios.
Después les tocará el turno a ellos, “los salvadores” esos conquistadores
modernos sedientos de sangre. Vendrán con sus bombas y sus aviones con aires de
pacifismo a implantar el orden y la justicia.


 Esta es la triste realidad con la que han obligado a convivir
a nuestro pueblo y este es la doble moral que reina en un mundo contaminado por
la ignominia y la falacia.  Ya estamos hartos de que se mire a nuestro país con
una lupa como si fuéramos los más malos de este mundo. Ya estamos hartos de
bloqueo, de políticas descabelladas y de marranos vende patrias capaces de
vender sus almas al diablo por unas migajas.


 La doble moral con la que los moralistas occidentales tratan a
nuestro país no es solo un bochorno para la humanidad sino es un insulto a
nuestra inteligencia y a nuestro sentido común.


 Pablo, “yo no te pido que me firmes diez papeles grises
para amar, solo te pido que tu quieras las palomas que suelo mirar.


 De lo pasado no lo PUEDO negar y el futuro algún dí­a
llegara y del presente que le importa a la gente si es que siempre van
hablar”.


 Por lo demás, estas son las razones que me han motivado
a escribirte este panfleto y gracias por tu tiempo si llegaste hasta el final de
la lectura y no te aburrí con las cosas que me agobian.


 Discúlpame el tono, solo quise ser lo más sincero posible.
Pienso que no está demás que sepas como piensa uno de tus grandes admiradores
“que se queda con todas esas cosas, pequeñas silenciosas, y con esas yo me
quedo.


 A mí también me hubiera gustado que hubieras dado en
Miami un concierto de verdad con aquellas canciones que trasmiten el sentimiento
de la mayoría de nuestra América y de los más oprimidos de este mundo.


 Sería muy hermoso que siguieras contentando a los de siempre y
no a los nuevos, y que te hubieras acordado de Chile y de Puerto Rico en el
mismo corazón de Miami.


Pablo, “Ya ves y yo sigo pensando en ti, aunque sepa que
después te iras, ya vez y yo sigo pensando en ti“.


 “Y ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo SI TE CAES
para que no las puedas convertir en cristal”.


Justo Cruz


Un admirador de tus canciones.

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