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Continúa Fidel su Reflexion La Voluntad de Acero.

Continúa Fidel su Reflexion La Voluntad de Acero.

El líder de la
Revolución afirma que es incomprensible que, ahora, la actual
administración pretenda acusar a Cuba de terrorista y mantenga en prisión a
cuatro cubanos que luchaban contra ese flagelo en tanto prohibe el regreso de
René, de quien reproduce su  «Mensaje a Fidel y Raúl», del domingo 9 de
octubre.



Cuando en 1976 tuvieron lugar los más graves actos de terrorismo contra Cuba
y de modo especial la destrucción en pleno vuelo de la nave aérea cubana que
despegó de Barbados con 73 personas a bordo -entre ellos pilotos, aeromozas y
personal auxiliar que prestaban sus nobles servicios en esa línea, el equipo
juvenil completo que había obtenido todas las medallas de oro que se disputaban
en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de esgrima, los pasajeros cubanos
y de otros países que viajaban confiados en aquel avión-, los hechos provocaron
tal indignación, que en
la Plaza
de
la Revolución
se reunió para despedir el duelo, la más extraordinaria y apretada 
concentración que he visto jamás y de la cual ha quedado constancia gráfica.
Las escenas de dolor fueron y son todavía imborrables. Tal vez ningún dirigente
de Estados Unidos, y muchos en el mundo no tuvieron posibilidad de verlas.
Sería ilustrativo que tales escenas fuesen divulgadas por los medios masivos
para comprender bien  las motivaciones de  nuestros heroicos
combatientes antiterroristas.


Bush padre era ya un importante oficial de los servicios de inteligencia de
Estados Unidos, cuando estos  recibieron la misión de organizar la contrarrevolución
en Cuba.
La CIA
creó en
la Florida
su más grande base de operaciones en el hemisferio occidental. Ella se
responsabilizó con todas las acciones subversivas realizadas en Cuba, incluidos
los intentos de asesinato contra los líderes de
la Revolución y se
responsabilizó con los planes y cálculos que de haber tenido éxito habrían
significado un enorme número de bajas por ambas partes dada la decisión de
nuestro pueblo,  demostrada en Girón, de luchar hasta la última gota de
sangre. Bush nunca entendió  que la victoria de Cuba salvó muchas vidas,
tanto cubanas como norteamericanas.


El crimen monstruoso de Barbados se produjo cuando ya él era jefe de
la CIA, casi  con tanta
autoridad como el Presidente Ford.


En junio de ese año convocó en Bonao, República Dominicana, una reunión para
crear
la Coordinación
de Organizaciones Revolucionarias Unidas, con la supervisión personal de Vernon
Walters, entonces Director adjunto de
la CIA. Obsérvese
bien: “Organizaciones Revolucionarias Unidas”.


Orlando Bosch y Posada Carriles, agentes activos de esa institución fueron
designados como líderes de esa organización. Se inicia así una nueva etapa de
actos terroristas contra Cuba. El 6 de octubre de 1976, Orlando Bosch y Posada
Carriles, personalmente dirigen el sabotaje para hacer estallar en pleno vuelo
el avión de cubana.


Las autoridades arrestaron a los implicados y los remitieron a Venezuela.


El escándalo fue tan grande que el gobierno de ese país entonces aliado de
Estados Unidos y cómplice de sus crímenes dentro y fuera de Venezuela no tuvo
otra alternativa que ponerlos a disposición de los tribunales venezolanos.


La Revolución Sandinista triunfó en julio de 1979. La sangrienta guerra sucia
promovida por Estados Unidos estalló en ese país. Reagan era ya Presidente de
Estados Unidos.


Cuando Gerald Ford sustituyó a Nixon, era tal el escándalo provocado por los
intentos de asesinatos a líderes extranjeros que prohibió la participación de
funcionarios norteamericanos en tales acciones. El Congreso negó los fondos para
la guerra sucia en Nicaragua. Hacía falta Posada Carriles.
La CIA, a través de la llamada
Fundación Nacional Cubano Americana, sobornó con abundantes sumas a los
carceleros pertinentes y el terrorista salió de la prisión como un visitante
más. Trasladado con urgencia a Ilopango, El Salvador, no solo dirigió los
suministros de armas que provocaron miles de muertes y mutilaciones a los
patriotas nicaragüenses, sino que también, con la cooperación de
la CIA, adquirió drogas en Centro
América, las introdujo en Estados Unidos y compró armas norteamericanas para
los contrarrevolucionarios nicaragüenses.


En aras del espacio omito numerosos datos de la  brutal historia.


No es posible comprender por qué el ilustre Premio Nobel que preside el
Gobierno de Estados Unidos, se complace en reiterar la estúpida idea de que
Cuba es un país terrorista, mantiene en cárceles aisladas y en condiciones
inhumanas a los cuatro antiterroristas cubanos, sanción que hoy no se aplica a
ningún ciudadano de otro país adversario de Estados Unidos, menos aún si
ninguna fuerza militar norteamericana admite haber sido puesta en riesgo alguno
por ellos, y prohíbe a René regresar a su patria y al seno de su familia.


El mismo domingo 9 de octubre en que René transmitió su valiente mensaje al
pueblo de Cuba, grabó y filmó otro fraternal “Mensaje a Fidel y Raúl”. Por
consejo de Ricardo Alarcón, Presidente de
la Asamblea Nacional,
no se publicó ninguno de los mensajes hasta que el Oficial de Probatoria de
la Corte Federal de la Florida, le comunicara
formalmente las condiciones que le imponía en los tres años de “libertad
supervisada”.


Cumplido ya ese requisito me complace informar a nuestro pueblo el contenido
textual de ese mensaje que tanto honra a nuestros héroes y expresa su
comportamiento ejemplar y la voluntad de acero:


Querido Comandante:


Primero que todo un abrazo, mi agradecimiento, el sentimiento de aprecio no
solamente por todo el apoyo que ha volcado usted sobre nosotros, por la forma
en que ha movilizado a todo un pueblo y ha movilizado la solidaridad
internacional a favor del caso nuestro, sino, en primer lugar, por habernos
servido de inspiración, por haber sido el ejemplo que hemos seguido durante
estos 13 años y por haber sido para nosotros una bandera tras la cual nunca
íbamos a dejar de marchar.


Para nosotros esta misión no ha sido más que la continuación de todo lo que han
hecho ustedes, de lo que la generación suya hizo por el pueblo cubano y por el
resto de la humanidad.


Para mí es un placer enorme enviarle este mensaje, enviarle el abrazo temporal,
que irá por esta vía, porque sé que nos daremos un abrazo finalmente; por mucho
que intenten nuestros adversarios impedirlo, sé que nos vamos a dar ese
abrazo.  Sé que los Cinco regresaremos porque usted lo prometió y porque ha
movilizado la energía, lo mejor de la humanidad, la voluntad de todo el mundo
para que eso suceda.


Para nosotros es un honor servir a la causa que usted inspiró en el pueblo de
Cuba, ser seguidores de usted, seguidores del camino que usted y Raúl abrieron,
y nunca dejaremos de ser merecedores de esa confianza que ustedes depositaron
en nosotros.


A los dos, a usted, Fidel, a Raúl que ahora nos guía en esta nueva etapa
difícil, compleja pero gloriosa en que estamos enfrascados para romper la
dependencia económica que nos ata todavía y que impide que logremos construir
la sociedad que queremos, les envío un abrazo de parte de los Cinco, les digo
que siempre tuvimos confianza en ustedes.  Cuando estábamos solos en el
hueco, cuando estábamos incomunicados, cuando no recibíamos noticias, cuando
mis cuatro hermanos no sabían nada de su familia porque no se les podía decir,
siempre tuvimos confianza en ustedes, siempre supimos que ustedes no
abandonarían a sus hijos, porque siempre supimos que
la Revolución nunca abandonaba
a quienes la defendían.  Por eso es que merece ser defendida y por eso es
que siempre lo haremos.


Y aunque no estoy seguro de que merezcamos todos los honores que se nos han
hecho, sí le puedo decir que el resto de vida que nos queda será dedicado a merecerlo,
porque ustedes nos inspiran, porque ustedes son la bandera que nos enseñó cómo
comportarnos y hasta el fin de nuestros días trataremos de ser merecedores de
la confianza que ustedes depositaron en nosotros.


Para mí ahora esto es una trinchera en la que seguiré en el mismo combate a que
ustedes me convocaron y voy hasta el final, hasta que se haga justicia, a
seguir sus órdenes, a hacer lo que haya que hacer.


Y les digo a Fidel y a Raúl: ¡Comandantes, los dos, ordenen!


 


Fidel Castro Ruz


Octubre 17 de 2011


10 y 35 p.m.



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