No puedo dejar que me venza la tristeza.

Mirta Rodríguez, madre de Antonio
Guerrero,  sostuvo un encuentro cargado de sentimientos y anécdotas con el
Grupo Provincial por la libertad de los Cinco en Villa Clara, en la sede del
Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.

“Mis energías están basadas en ustedes. Este pueblo es el principal impulsor de
esta batalla que ya se extiende por catorce años”, dijo Mirta, quien declaró
sentirse muy emocionada por estar en este territorio, donde siempre ha
encontrado muchas amigas y amigos a favor de la causa de su hijo Tony, y sus
compañeros de lucha”.



“Mi batalla es diaria, nuestras familias no descansan para que se conozca la
verdad”, dijo Mirta, quien enfatizó que, desde el punto de vista legal, casi
todas las posibilidades han sido agotadas en el proceso. Lo importante
entonces,  es la solidaridad, romper el muro de silencio, demostrar qué
seres humanos son esos hombres que decidieron , por voluntad propia, defender
las vidas de hijas e hijos de su pueblo y de otros pueblos”, enfatizó.



Una vez más, Mirta Rodríguez volvió a acercarnos a los seres humanos que son
los Cinco, hombres de carne y hueso que no han podido compartir los momentos
trascendentales de sus familias, ni ver crecer a sus hijos, ni acompañar a sus
esposas y madres en instantes decisivos para cualquier hogar.



“Yo tengo un deber como mamá, yo no puedo dejar que me venza la tristeza. El
momento es de lucha, por eso me convertí en una mamá de lucha”, dijo esta mujer
altiva.



“Yo quería agradecer al pueblo cubano y a las amigas y amigos del mundo lo que
han hecho por nosotros; para los familiares es importante saber que no estamos
solos. A mis 80 años me sigo retroalimentando al ver cómo nos mantenemos
unidos, eso me da energías, me siento mejor cuando estoy luchando”, dijo Mirta.



Muy emocionada, esta madre coraje resaltó los valores de su hijo y de sus
compañeros de lucha.



“Un día ustedes van a conocer a mi hijo, él no merece que yo descanse, él no le
ha hecho daño a nadie, él está lleno de amor a la humanidad, y eso me hace
sentirme orgullosa de él”, expresó.



“Para nosotros ha sido muy difícil. Por ejemplo, René va a ser abuelo, él
permanece en libertad condicional y no podrá ver el nacimiento de ese
nieto.  Irmita, su hija, decidió casarse, al igual que Tonito, el hijo de
Tony, porque la vida continúa. Pero es demasiado fuerte que ellos hayan
crecido, hayan concluido sus estudios, empiecen a tener sus familias, y los
Cinco no estén aquí para disfrutar esos acontecimientos cotidianos de cada
hogar”; añadió Mirta, quien recordó que Ivette, la hija menor de René ya es una
adolescente de 15 años con mayor madurez y responsabilidad para entender el
proceso, que comenzó cuando ella solo era una bebé.



Entre anécdotas, contó que hace unos días unos jóvenes periodistas entrevistaban
a Gabriel, el hijo menor de Antonio Guerrero, quien declaraba que lo que más le
impresionaba de su papá es que lo siente muy cerca, aunque la distancia los
haya separado.



Con una sensibilidad que enternece, Mirta narró sus visitas a la prisión donde
está encerrado injustamente su hijo, y donde tratan de pasar ese momento con
mucha ternura, intentando olvidar el dolor de ese lugar.



“Un día me llamó para decirme que debíamos pensar cómo retratarnos al día
siguiente, era domingo el día que correspondía la visita. Cuando llegamos con
Maruchy, mi hija, y mis nietos Tonito y Gabriel Eduardo, sugerí hacer las fotos
del “domingo de los besos”, Así fue: las cinco fotos que nos permitieron
tirarnos fue todos besándonos. Son los detalles que hacen de mi hijo una
persona especial”, confesó.



Luego de una tarde cargada de recuerdos, historias, tristezas y alegrías, Mirta
se despidió con una frase que ha repetido mucho durante todos estos años:
“ustedes me ven así, triste a veces, porque es lógico que haya sufrimiento
cuando se sabe de la injusticia que están cometiendo con Tony, Gerardo, René,
Ramón y Fernando, pero el momento es de lucha, y estaré decidida a continuar
esta batalla hasta el final”.