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Apoyan a Silvio Rodriguez los trovadores cubanos.

Apoyan a Silvio Rodriguez los trovadores cubanos.



El trovador Vicente
Feliú

Últimamente he leido algunos
artículos que hacen alusión a cierta polémica en la que se pretende involucrar a
Silvio Rodríguez con
Pablo Milanés, y estoy
convencido que no existe tal, entre otras cosas por imposible. Polémica ha sido
la actitud de Pablo consigo mismo y con sus canciones, las mismas que a
centenares de miles de personas en el mundo conmovieron y ofrecieron asideros
para la reflexión durante más de cuarenta y cinco años.


Que
Silvio, trovador mayor, decida salir en defensa de los intelectuales cubanos a
los que Pablo acusa de cobardes por firmar una adhesión a defender Cuba, atacada
constantemente desde el Miami punta de lanza de la derecha fascista de los
Estados Unidos, es la cosa más natural del mundo. (Por cierto, creo que el único
intelectual miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba que no firmó
fue Pablo).


Que hombres y mujeres de Cuba y de
otros lares, para quienes Pablo ha sido una compañía sonora de dignidad,
solidaridad y amor se sientan defraudados y quieran decirle su enfado, me parece
la cosa más natural del mundo.


Lo que no me parece natural es que
con todas las opiniones que ha tenido Pablo Milanés, no hubiera expresado
siquiera alguna de ellas en la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba,
órgano máximo de gobierno del país de la que fue miembro aunque jamás asistió,
ni tampoco en las asambleas del barrio donde se han discutido infinidad de
planteamientos muy sólidos en los últimos años.


Lo que no me parece natural es que
tantas opiniones no hayan dado lugar a canciones, de las que Pablo sabía
componer muy bien.


Lo que no me parece natural es que
no haya ofrecido opiniones a la prensa cubana, también considerada muy mal por
Pablo, porque hace muchos no acepta entrevistas.


Lo que no me parece natural es que
en la gira que Pablo realizó por Cuba hace pocos meses no dijera una sola de las
opiniones que ofrece a la prensa española y ahora a la más reclacitrante prensa
enemiga de nuestro país.


Lo que no me parece natural es que
teniendo en las venas sangre del Bayamo irrredento no haya pensado que a la
Trova Cubana no se le debe traicionar porque es la Patria misma.


En muchas partes del mundo no se
comprende bien el concepto que los cubanos tenemos sobre la Patria. Quizás
pudieran leerlo en José Martí, en cualquier texto desde que era un adolescente,
y ya con más definición y potencia en los textos escritos en los Estados Unidos.
Quizás pudieran dar una ojeada el concepto que tienen George W. Bush o Barack
Obama y hacer justamente lo contrario.


El origen de esta situación -repito
que no entre Silvio y Pablo sino entre Pablo y medio mundo-, es la bronca cubana
con los gobiernos estadounidenses que viene desde el Siglo XIX cuando
intervinieron en nuestra guerra de independencia, ya prácticamente ganada contra
el colonialismo español, arrebatándonos la victoria. Durante todo el Siglo XX
intervinieron cada vez que levantábamos vuelo, cortando alas, hasta que irrumpió
Fidel en la historia de Cuba. Luego en enero de 1959, los mismos yanquis que
apoyaron al tirano Batista hasta el 31 de diciembre de 1958, recibieron a TODOS
los asesinos batistianos que lograron huir y que habían colaborado en la muerte
y de sapariciones de 20,000 personas, revolucionarias o no, entre 1953 y 1958, y
que se robaron el erario público de la nación cubana. Parte de esos dineros
sirvieron de base después a diversas organizaciones contrarrevolucionarias en
los Estados Unidos, entre ellas la Fundación Nacional Cubano Americana, la de
Jorge Más Canosa, Ileana Ross Lethinen, Lincoln y Mario Díaz Balart, Luis Posada
Carriles, José Basulto, Carlos Alberto Montaner y muchísimos teroristas y
asesinos más durante estos 50 y tantos años.


Las Damas de Blanco, señoras por lo
general esposas y parientes de hombres que, pagados por los Estados Unidos
hacían trabajos disímiles contra el gobierno cubano (en muchísimos países a eso
le llaman traición, mercenarismo y cosas por el estilo) y por ello guardaban
prisión con diversas condenas, marchaban en silencio por la 5ta Avenida de
Miramar, vía por donde se transita a zonas importantes de embajadas, centros
comerciales y de negocios, y también por donde se mueven los dirigentes más
altos del país. Bueno, ya hace un tiempo TODOS sus parientes salieron de la
cárcel y la mayoría también del país, y ellas siguen marchando en silencio
porque de lo contrario no cobrarían los dividendos que les siguen pagando los
funcionarios de la oficina de intereses de los Estados Unidos en La Habana.
(Esto puede verificarse con cables de Wikileaks, si no se quiere investigar por
Cubadebate u otros blogs más o menos oficiales.)


Los Cinco cubanos presos en Estados
Unidos desde hace trece años, lo están porque buscaban información que nos
permitiera evitar los desmanes de los que, desde ese país e impunemente,
contrataban mercenarios para poner bombas y llevar a cabo todo tipo de actos
terroristas contra Cuba y a veces también dentro de los mismos Estados Unidos.
La información que Cuba le ofreció al gobierno norteamericano para que detuviera
a los terroristas que tenía en su territorio fue utilizada para encarcelar,
exclusivamente y de manera innombrable por vergonzosa, a estos Cinco Héroes de
la República de Cuba. Los terroristas verdaderos están siendo homenajeados y
paseándose por Miami.


Nuestra relación con los Estados
Unidos es, lamentablemente, política, y también por el lado de allá. Por lo que
no podemos ni ser ingenuos ni pecar de tontos. Porque “En el imperialismo no se
puede confiar ni tantico así”.


A la fauna mafiosa mencionada más
arriba le rindió pleitesía nuestro Pablo, y además por Radio y Televisión Martí,
engendros de la falsificación mediática. Para muchísimos de nosotros, trovadores
vivos y muertos, es algo que resulta imperdonable.


Los ídolos, mientras más altura
alcanzan, más bajo caen. Creo que Silvio salió en defensa de todos a quienes
Pablo explícitamente tachó de cobardes y vendidos al gobierno. Nadie más podía
haberlo hecho con más derecho, en nombre de la Trova Cubana desde Castillo,
Céspedes y Fornaris y de la Cultura en general.


Estoy convencido que Pablo está mal
de su cabeza. Nadie en sano juicio es capaz de decir que va a cantar para los
cubanos en Miami, de los cuales un por ciento altísimo creció con sus canciones
-entre otras- y luego hablar especialmente para los batistianos sirviendo su
propia cabeza en bandeja de plata. A nadie se le habría ocurrido. Solo a un ego
perdido en sí mismo le resultaría posible.


Coincidimos muchos en que quien más
pierde es la Cultura Cubana, es decir, la Patria. Pero la traición es común a
los hombres, y de peores Cuba, aunque lacerada, ha salido y seguirá saliendo
ilesa.


Vicente Feliú, trovador
cubano.
14 de septiembre de 2011


(Tomado del blog del autor)


Que Silvio cuente conmigo




Eduardo Sosa


Trovador Eduardo Sosa


Yo llegué tarde a la Internet, los
e-mails, a los de blogs y redes sociales, aunque no estoy ajeno a ello. Me he
negado a participar en algún que otro conflicto librado por estas vías pues
prefiero mirar y que me miren a los ojos.


Pero pasa que ahora no puedo tocar a
la puerta de quien me ofende para pedirle cuentas por su falta, y sí, me siento
ofendido como cubano y trovador. Por eso estas palabras.


Cuando un
ser humano ha sido consecuente con su vida y su obra merece el respeto hasta de
sus más encarnizados detractores.


Uno de esos seres es Silvio Rodríguez a quien en
estos días se le ataca por continuar siendo consecuente y sincero, por seguir
diciendo lo suyo a “tiempo y sonriente” desde el “rescoldo caribeño” de sus
inconformidades y sueños.


Incluso lo han vuelto a convidar a
arrepentirse, ignorando que ya dio su respuesta cuando aseguró morir como ha
vivido: recorriendo las prisiones, las escuelas, los barrios más atormentados,
las universidades, las paredes, las calles y acompañando las vidas de quienes
soñamos para esta isla el misterioso pero esperanzador futuro que
merece.


Soy de los cubanos que —como él—
cree que sí hay que mejorar muchas cosas en nuestro país, pero mejorarlas
nosotros, los que rodilla en tierra hemos preferido darle el pecho a los vientos
fríos o candentes —a veces sin camisa—, abriendo con los brazos las selvas que
nos han sembrado en el jardín.


Sé que Silvio no necesita aliados
para enfrentar estas huestes, pero si lo cree necesario y para lo que sea… que
cuente conmigo. (Tomado de La Jiribilla)



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