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Tradiciones

Vuelve la fiesta entre chivos y sapos

Vuelve la fiesta entre chivos y sapos

De nuevo, en Camajuaní, la música invade también la plaza central con los
changüíes que se despliegan por varias arterias de la localidad al paso
arrollador de sus compases. Verdadera fiesta de pueblo.



 



Una de las
más bellas festividades populares de Villa Clara y de todo el país regresa este
año a su fecha original. La parranda de Camajuaní, una tradición que se ha
convertido en un hecho cultural por los valores que encierra y por el arraigo
que tiene entre sus pobladores.



Durante varios años se celebró el último fin de semana de agosto para que
coincidiera con la etapa vacacional y facilitar así la visita de los
camajuanenses ausentes, los estudiantes becados y otros asiduos visitantes,
pero realmente la tradición se inscribió el 19 de marzo, dentro de la Semana de
la Cultura de ese municipio norteño.



Esta celebración con más de un siglo de existencia involucra a todos los
lugareños, quienes mantienen una fraternal rivalidad de acuerdo a su afiliación
casi siempre determinada por el lugar donde viven.



Las parrandas de Camajuaní nacieron en 1874, cumplen ahora 136 años. Dicen que
fue un desprendimiento de las de su vecino municipio de Remedios, que como Cuna
de Villa Clara ha aportado mucho a la cultura y la tradición de esta provincia
del Centro de Cuba.



Lo cierto es que la fiesta de chivos y sapos, nombres a los que responden
actualmente los dos barrios, tienen su propia identidad adecuadas a las
características del escenario del gran festejo.



Sus elementos principales son las carrozas, los changüíes y los fuegos
artificiales. Cada uno tiene su momento para darle más lucidez a la fiesta.



Los barrios escogen un tema a desarrollar que lo eligen colegiadamente en las
Juntas parranderas, puede ser de la mitología, de la historia universal y a
partir de ahí comienza el derroche de imaginación.



Dedican días y noches en secreto a la confección de los elementos de las
fastuosas carrozas que para disfrute de todos muy cerca del 19 de marzo
comienzan a mostrarse poco a poco; se van encendiendo por partes; van
apareciendo los lujosos personajes hasta que en el Paseo por su avenida central
ya en horas de la madrugada; muestran las miles de combinaciones de luces, las
torres que se elevan y bajan en el momento preciso, mientras se hace un
silencio casi absoluto y los fanáticos del barrio desfilan detrás de ella
admirando la obra artística del año y la coronación de todos sus esfuerzos,
fundamentalmente de diseñadores, carpinteros, vestuaristas, electricistas
convertidos por tradición en verdaderos artistas populares.



Otro elemento decisivo para medir la presentación del barrio es la pirotecnia.
A la entrada y salida de las carrozas se produce la tirada de miles de fuegos
artificiales que iluminan la noche camajuanense para dar emotividad y belleza
al festín.



La música invade también la plaza central con los changüíes que se despliegan
por varias arterias de la localidad al paso arrollador de sus compases.



Como fiesta popular, al fin, está amenizada además por música, y ofertas
gastronómicas que en otros sitios mas distantes del Paseo Central se integran
para complementar la recreación de los visitantes y los nativos en una noche
tan especial.



La combinación de esos elementos, la alegría de su pueblo y el amor que
entregan a cada edición de la Parranda van mas allá de la fraternal competencia
entre chivos y sapos y permiten que cada año triunfe la cultura, gane Camajuaní
y se fortalezca la tradición.



 



Marta Abreu, la dama de Santa Clara

Marta Abreu, la dama de Santa Clara Cada ciudad posee su historia propia, su leyenda de personajes inmortales que marcan los pasos a través del tiempo. En Santa Clara, esa dama imperecedera es Doña Marta Abreu de Estévez.
Diariamente nuevos rostros la saludan en el Parque Vidal, donde la benefactora de los desposeídos disfruta las tradicionales retretas, los primeros pasos de los niños y algún que otro beso nervioso de los principiantes.

Santa Clara le agradece los tres colegios para niños pobres que fundó, los lavaderos públicos, los asilos para ancianos y por supuesto su gran obra: el teatro La Caridad.

Marta puso su fortuna y sus energías a disposición de las causas más nobles: ayudar a los desvalidos y contribuir a la Independencia de Cuba.

Tanto fue lo que hizo Marta que en una ocasión, el Generalísimo Máximo Gómez expresó: Si se sometiera a una deliberación en el Ejército Libertador sobre el grado que a dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que se le asignaría el mismo grado que yo ostento….

Este 13 de noviembre celebramos el 164 aniversario del natalicio de la ilustre Marta Abreu, benefactora de nuestra ciudad de Santa Clara.

SE RESCATA EL EDIFICIO MAS ANTIGUO DE SANTA CLARA.

SE RESCATA EL EDIFICIO MAS ANTIGUO DE SANTA CLARA. El edificio El Billarista, el más antiguo de la ciudad de Santa Clara, ha ido rescatando su fisonomía y majestuosidad gracias a la reconstrucción que ejecuta la Empresa Constructora del Centro para convertirla en una Tienda Especializada por Departamentos, de la Cadena TRD Caribe.

Las labores constructivas ya están a punto de concluir, luego de rescatarlo de las ruinas. Los tres pisos se han rehabilitado, se reconstruyó la fachada se terminaron las instalaciones sanitarias y se trabaja en la estructura de madera que va a soportar la cubierta revestida de tejas para respetar las características arquitectónicas del edificio.

El propósito de los constructores es entregar la obra civil antes de que concluya el año para su posterior montaje de acuerdo a las características de las diferentes áreas de venta de la Tienda, que incluye una bodega con servicio extendido al horario nocturno.

El edificio El Billarista se inscribe entre las edificaciones más antiguas del centro de la Isla, dicen que fue el primero de tres pisos en el interior del país, porque según investigaciones la propiedad del edificio fue inscrita a nombre de Don Vicente González Abreu, el 22 de Diciembre de 1866.

El inmueble tuvo dos fines principales, la primera planta se dedicó a comercio y alojamiento de la servidumbre y los dos pisos restantes se destinaron a los habitantes de la casa.

A principios del siglo XX se instaló en la primera planta una Oficina de Correos y luego fue una Sala de Billar, aunque mantuvo viviendas en el tercer nivel.

Las actuales generaciones lo conocimos como un edificio casi en ruinas y para beneplácito de los villaclareños ya es una realidad el rescate de El Billarista, una edificación que enriquecerá el valor patrimonial del Centro Histórico de Santa Clara.


Fraseologia popular en el habla tradicional de Santa Clara.

Fraseologia popular en el habla tradicional de Santa Clara. En la investigación que realizamos en Santa Clara, capital de Villa Clara, comprobamos que las frases que pronuncian las personas de mayor edad solo algunas son conocidas por los jóvenes e incluso las utilizan, entre estas: no moja pero empapa, acabó con la quinta y con los mangos, arrancar la tira del pellejo, camina con los codos y le viene como anillo al dedo.
Los cubanos somos dados a utilizar en nuestra conversación voces populares, dicharachos simpáticos y originales que matizan con gracia la comunicación entre las personas. Es una tradición que debemos en gran parte a la herencia hispánica que tan presente está en nuestras manifestaciones culturales y, por supuesto, en la oralidad lo que se evidencia en el refranero, las supersticiones y creencias, las adivinanzas, las décimas y las cuartetas, las leyendas.
Como cuestión generacional observamos que la casi totalidad de las frases que actualmente pronuncian los jóvenes son desconocidas por los mayores: apagar la llanta, echar un surne, para los países, la tralla, toca’o, lo que evidencia que cada generación va a establecer sus propias formas, con las que se identifica y puede comunicarse entre sí.
Como resultado de la investigación encontramos diversas frases para aludir a una misma idea, palabras con diferentes significados, voces pronunciadas en otras épocas, voces actuales, expresiones que forman parte de nuestro hablar cotidiano. ¿Quién las creó? No se sabe, las dijo alguien, salieron del pueblo —constante creador—, se hicieron simpáticas, se repitieron y llegaron a formar parte de nuestra tradición oral.
Recogimos estas frases y decires en salas de espera de los hospitales, en terminales de ómnibus y de ferrocarriles, en cafeterías, bodegas placitas, en centros de trabajo y estudiantiles, en fin, en la calle, pues están presentes en nuestra vida diaria.
Esta manifestación popular tan presente en el pueblo no está reñida con la idiosincrasia del cubano; es parte de ella; lo que sí está reñida con nuestros valores es la utilización de expresiones chabacanas, soeces y vulgares que escuchamos en plena calle, en lugares públicos y hasta en las escuelas.
Expresamos esto con la intención de que al que le venga el sayo que se lo ponga, pues no podemos seguir con paños tibios y dejar que acaben con la quinta y con los mangos. Por eso debemos entrar con todos los hierros y enfilarles los cañones a la chabacanería, pues si todos cerramos filas, vamos a ponerle la tapa al pomo a la vulgaridad y que la fraseología popular, graciosa, simpática, fresca y tan cubana siga gozando de buena salud.
No quisiera terminar sin dejar de decir que intelectuales y personalidades de la cultura de la talla de Raúl Roa García, José Z. Tallet y, por supuesto, nuestro Samuel Feijóo, fueron defensores y cultores de ese saber popular.
José Z. Tallet en su trabajo Dicharachos y voces cubanas expresó: “El pueblo cubano tiene una gran riqueza en modismos y neologismos usándose constantemente en la conversación, matizándola con un gracejo muy propio. En Cuba el dicharacho nos domina el idioma, el pueblo lo crea constantemente.”
Nuestro Canciller de la Dignidad, Raúl Roa, en sus intervenciones en diferentes foros internacionales utilizó frases populares para hacer alusión a situaciones o personas. Entre las más utilizadas por Roa están: nadar entre dos aguas, meterse en camisa de once varas, dorar la píldora, espantar la mula, quitarse la careta, tener la sartén por el mango, hacerse de la vista gorda, no tener pelos en la lengua, hacer una cura de caballo, dar pie para la décima, no quedó títere con cabeza, entre otras.
Samuel Feijoo al referirse al tema sentenció: “El pueblo, como siempre, seguirá creando y creando, siglo a siglo, su tantas veces graciosa habla, indiferente a dómines airados y academias charoladas y apunchinchadas de reglas inflexibles tantas veces. Salvemos la flor legítima del pueblo, cuidemos esa planta preciosa de su habla, sin final previsible, para que una jaula de plomo no atrape al idioma y le paralice el desarrollo que maravilla.”

Las parrandas de Remedios: Cultura y tradiciones en el centro de Cuba

Las parrandas de Remedios: Cultura y tradiciones en el centro de Cuba SAN JUAN DE LOS REMEDIOS, 24 de Diciembre: La Iglesia Parroquial Mayor se prepara para auspiciar la tradicional Misa de Aguinaldo o Misa del Gallo y afuera en la Plaza, desde del amanecer los dos barrios conspiran para el montaje de sus obras sin dar a conocer detalles, por momentos se escucha la explosión de un volador y en el rostro de los remedianos se aprecia una alegría diferente porque es el día de su Parranda.
Como hace ya casi dos siglos, la Villa se transforma por esta fecha. Los lugareños han estado laborando todo un año en la concepción y el diseño de los majestuosos trabajos de Plaza, que con miles de bombillas muestran las más increíbles combinaciones a un público extasiado ante tanta belleza e ingenio. Cada uno tiene su misión. En las naves de los barrios El Carmen y San Salvador se le dan los toques finales a las carrozas que abordan siempre un tema universal recreado con arte y exactitud, los músicos afinan sus instrumentos, se alistan los faroles y en varios puntos de la ciudad, con un cuidado extremo se organizan los fuegos que iluminarán el cielo de las noche de fiestas.
Ya están listos todos los elementos que componen la parranda actual, que se ha venido enriqueciendo con la creatividad y la propia cultura de los remedianos, sin perder sus raíces españolas y su mezcla muy ligada a la identidad cubana, porque aunque sus antecedentes pueden estar en Las Fallas de Valencia o Las Gahiatas de Castellón, en España, han ido incorporando elementos de las culturas china en los faroles y africana en la música.
SUS INICIOS:
Corría el invierno del año 1820, se acercaban las Misas de Aguinaldo que tenían lugar del 16 al 24 de diciembre y en la Octava Villa fundada por España el párroco Francisco Vigil de Quiñones, conocido por Francisquillo, ideaba la manera de atraer más feligreses a compartir la celebración en la madrugada. Lanza entonces a las calles a grupos de mozalbetes con latas, piedras, guiras, fotutos y matracas para despertar al vecindario y anunciar el inicio de los festejos religiosos. La ideas gustó, los grupos se van organizando y surgen las orquestas callejeras con un inusual repique que alegraba a todo el pueblo.
Después aparecieron los faroles hechos con arcos de barriles y papel de China para adornar la incipiente festividad, los fuegos artificiales y los pequeños trabajos lumínicos de los ocho barrios en competencia que se montaban en la Plaza Isabel II, de ahí su nombre actual. Ya en el siglo XIX se adicionan los carros triunfales, devenido en las carrozas, hasta 1871, en que se funden en solo dos barrios, con su música identificativa y una eterna rivalidad fraternal.
CULTURA Y TRADICION
Las Parrandas de Remedios son una de las tres fiestas nacionales cubanas, junto a las Charangas de Bejucal y los Carnavales de Santiago de Cuba, por lo arraigada de esta tradición y lo que representa en la cultura de la localidad y sus pobladores. Se diferencia del resto de las fiestas populares por los elementos artísticos que la enriquecen y por la influencia que ejerce en la vida de los remedianos.
En la Parranda confluyen casi todas las manifestaciones del arte. El teatro está presente en los personajes estáticos de las carrozas, compuestas por escenografías que contienen obras plásticas y vestuarios magistralmente diseñados a partir de piezas literarias recreadas por la imaginación popular, con una música característica para cada momento, ya sea el repique, las polkas, las rumbas de desafío y de victoria que acompañan al pueblo en sus bailes arrolladores por las calles principales de ambos barrios.
Celia Estela Rojas Hernández es una genuina remediana, Directora del Museo de las Parrandas y una gran conocedora de esta tradición. Ella asegura que estas fiestas le han dado la oportunidad de conocer el Mundo sin salir de su pequeño terruño porque los temas que se tratan son muy universales, lo mismo han visto representaciones de la Opera de Pekín que las historias egipcias de la Reina Nefertitis y un niño puede conocer la Sonatina de Rubén Dario e incorporarla a su acervo por lo que aprecia visualmente, lo que lee en las leyendas y souvenirs o la música que escucha.
Dice Celia Estela que el remediano está marcado por las celebraciones, pues desde que tiene uso de razón se identifica con un barrio por tradición familiar, sin tener en cuenta el lugar de residencia, son motivos de sus composiciones escolares y sus juegos infantiles, de momentos alegres o tristes y hasta de encuentros con viejos amigos, porque ese día Remedios se llena de esos hijos que por muchas razones están ausentes, pero que no pueden separarse de su Parranda y tienen el 24 de diciembre como fecha obligada para el regreso, estén en otras partes de la Isla o fuera de Cuba.
LA NOCHE DE LA FIESTA-
Llega la noche mágica, se empiezan a iluminar los gigantescos trabajos de Plazas con las más increíbles combinaciones de luces, figuras y colores. A las nueve se saluda con una entrada de fuegos artificiales por parte del barrio que le corresponde, - este año fue San Salvador -, y después cada media hora se suceden tiradas cada vez más fuertes en una reñida competencia que llega al fanatismo. Cerca de las tres de la madrugada salen las carrozas convirtiendo al centro de la villa en un gran teatro, en el que todos atentos tratan de descubrir cada elemento de esa obra, escuchan la leyenda, se recrean con las polkas, hasta que una queda frente a la otra en los lados opuestos de la Plaza. Ya son casi las cuatro de la madrugada, irrumpen nuevamente los voladores, ahora con más fuerza y amanece con el ruido ensordecedor de los explosivos, el olor a pólvora en las calles, los compases de las rumbas de victoria y la alegría de carmelitas y sansarises que se sienten vencedores, pues al final ha ganado Remedios.
UN PREMIO MERECIDO
Todos estos componentes, el hecho artístico en sí, que de alguna manera involucra a los 26 mil remedianos que hoy habitan la ciudad, y su aporte cultural al territorio, hicieron a la Parranda de Remedios merecedora del Premio Nacional de Cultura Comunitaria en un año tan simbólico como el 2000, vaticinando así en el nuevo siglo y milenio una salud imperecedera a la Parranda, que además de fiesta es cultura, tradición e identidad en el Centro de la mayor de las islas del Caribe